Una afortunada llamada me acercó a esta preciosa niña con cuerpo de mujer, llamada Camila. Su foto y videos me llenaron de un amor infinito; la sentí cerca, como si fuera familiar, como si su condición de discapacidad intelectual me diera la genuina bienvenida a acercarme a ella, a ser por un instante su amiga del alma.
Camila Randazzo Esparza, nació en Bogotá hace 25 años con una discapacidad cognitiva producto de una lesión cerebral que le impide hablar y la somete a unas convulsiones que intenta controlar con medicamentos. Y aunque Camila no habla, sí lo hace a través de su inocente y decidida mirada. Ella sabe lo que quiere, ¡lo que le gusta y no! y lo sabe manifestar con contundencia.
Nuestro encuentro fue virtual, “Cami”, como la llama su familia, me recibió sentada en el sofá de su sala, con las manos apretadas y entrelazadas. Tenía su pelo recogido y una hermosa ruana curtida de colores.
Me miró con la cabeza semi agachada, curiosa, atenta pero tímida. Camila es una repartidora de besos y abrazos innata, como si fuera su misión en esta vida. No repara en el destinatario, no importa si lo conoce o no, le zampa besos a los domiciliarios, a los porteros del edificio, hasta a los habitantes de calle. No lleva etiquetas, no discrimina, ni carga prejuicios. Quizás lo más duro para ella en tiempos de pandemia fue dejar esos besos y abrazos que la conectan con los demás.
Llevar el tapabocas fue todo un reto, pero entendió rápidamente que lo tenía que usar. Sus paseos se vieron truncados, amaba salir en carro, ver a sus abuelos, caminar. Toda socialización desapareció y se frustró; lo manifestó con esa fuerza contenida que la caracteriza. Pero finalmente comprendió que algo malo pasaba y debía quedarse. Optó por pasar las tardes mirando por la ventana de la sala, viendo los carros pasar, el sol brillar, caer la lluvia. Lo mejor para ella fue estar en cuarentena con su amoroso hermano y sus dedicados padres.
Mi amiga del alma, hace parte de los más de un millón de personas con algún tipo de discapacidad en Colombia. Este país es uno de los peores en materia de derechos y atención para la población con necesidades especiales. Las familias se enfrentan al vacío estatal y tienen que luchar por tratamientos, rehabilitación, compañía profesional, medicamentos y atención prioritaria a través de alegatos y tutelas.
Fue gracias a los esfuerzos de su mamá, que logró priorizar su vacuna junto al grupo poblacional con déficit cognitivo. Hoy “Cami” ya retomó su rutina en el centro de rehabilitación a donde acude hace más de 10 años.
Camila, “Cami”, mi amiga del alma, amante de las carteras, los naipes, las fichas, los cuadernos y los helados, nos da una lección de vida con su humildad, amor por el prójimo, sin juzgar, con total transparencia e indiferencia hacia la diferencia.
Gracias por permitirme conocerte, ¡preciosa!.
Texto de Alexandra Correa
Fotografía de Ugo Passalacqua
El texto y la imagen hacen parte del Calendario Best Buddies Colombia 2022 - Historias de un año como ningún otro.
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